Una consultora sueca que ha realizado un estudio para averiguar a qué velocidad debería trabajar Papa Noel: tiene sólo 34 microsegundos para entregar cada regalo.

Las Navidades violan las leyes de la física según una consultora sueca que ha realizado un estudio para averiguar a qué velocidad debería trabajar Papa Noel para cumplir con todas las expectativas que se tienen de él.

Las conclusiones son reveladoras, Santa Claus tiene que visitar la noche del próximo 24 de diciembre la nada despreciable cifra de 2.500 millones de hogares, teniendo en cuenta que todos los niños del planeta se hayan portado bien y merezcan un regalo de este allanador de moradas navideño.

“Hemos calculado que hay unas 48 personas por kilómetro cuadrado en la Tierra, y 20 metros entre casa y casa. De este modo, si Santa Claus sale de su casa y viaja en contra del sentido de rotación del planeta tiene 48 horas para entregar todos los presentes”, explicó visiblemente escéptico un responsable del estudio.

Según todos los datos analizados el hombre de rojo tendría unos 34 microsegundos para realizar cada entrega. Esto incluye descender la chimenea, dejar los regalos debajo del árbol, mordisquear las galletitas, beber la leche o el cava y volver a su trineo. Aunque repetitivo, es un proceso laborioso, que requiere su tiempo.

La velocidad a la que tendría que desplazarse para poder realizar tamaña empresa es astrononómica. Papa Noel debería moverse a 3.500 kilómetros por segundo para poder entregar todos los regalos a tiempo; probablemente ni con la ayuda de Han Solo y el Halcón Milenario pudiese hacerlo.

Es más, según los científicos, al desplazarse a esa velocidad y teniendo en cuenta su gran masa y volumen, Santa Claus correría el riesgo de incendiarse y desintegrarse a causa de la velocidad supersónica y el rozamiento del aire.

Si estas Navidades observas caer ceniza del cielo y aprecias un olor a "bacon", ten por seguro que te has quedado sin regalos...

Casi todos solemos comer algo que cae mal en la época de Fiestas. Pero a Charlie, un cachorrito Yorkshire, se le fue la mano: ingirió nada menos que un adorno luminoso.

Charlie, un pequeño Yorkshire, no pasó demasiado bien la Navidad: se comió un adorno navideño que se le quedó en la garganta.

Varios medios internacionales cuentan que la dueña del pequeño can lo llevó a un hospital cuando se dio cuenta que le costaba mucho respirar.

El veterinario que le salvó la vida sostuvo: “lo último que esperaba ver en el rayo X era una estrella brillando”.

“Durante mi carrera vi cosas muy extrañas pero, por lejos, está es la peor de todas. Charlie tiene mucha suerte”, aseguró.

FUENTE: Infobae.com